No pisaba tierra Llanera aquí en mi bella Colombia desde hacía unos 20 años aproximadamente. De niño era uno de mis lugares preferidos para gozar mis vacaciones escolares. Los Llanos Orientales despertaban en mí algo indescriptible y maravilloso. A pesar de no tener propiedades en esa región, disfruté la posibilidad de viajar seguido por parientes, amigos y posteriormente clientes.
Viajar a Villavicencio era toda una odisea, recuerdo que mis padres nos obligaban a ir a la cama más temprano que de costumbre porque debiamos estar de pie a las 3:00 am, el viaje a esta ciudad capital duraba aproximadamente 12 horas si teníamos la fortuna de no presentarse un derrumbe o no estar cerrada la carretera por diferentes motivos.
Llano adentro era transitar por carreteras destapadas por donde se viajaba en verano porque en invierno era prácticamente imposible. Fauna, flora y geografía espectacular, era viajar al centro de la madre naturaleza.
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